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sábado, 10 de julio de 2010

Duro Invierno.


El servicio de salud esta colapsado, y somos tantos los que rogamos  por que el tiempo corra mas a prisa, tenemos los mismos rostros, de dolor agudo, angustia y esperanza destrozada.
Hay un ventanal a mi izquierda, esperando las caricias de este sol tímido, que se esmera por ocultarse tras dos nubes egoístas que lo abrazan sin dejarle avanzar, a mi derecha un muro eterno que quizás fue blanco en su tiempo, hoy solo revive recuerdos de cada trocito de colores que vistieron su cuerpo.
Estoy agotado, llevo tres horas de pie y mi nombre lo han olvidado, quizás han extraviado mi ficha de ingreso, quizás ya no existo o quizás simplemente ya desaparezco.
“Paciencia”es lo que escucho en susurro,  esa palabra acompañada de un eco infinito, giro lentamente y me encuentro a un señor de avanzada edad, observando descuidado como  el viento desviste de las ultimas míseras hojas al árbol que tenemos en frente.
Con curiosidad me quedo deleitándome con su rostro, sonríe dulcemente y provoca que olvide en el lugar que me encuentro.
Una señora con su hijo en brazos desocupa el asiento más próximo, y mi cuerpo se desmorona allí, el señor camina  y pide cortésmente el otro asiento, con gentileza la joven que allí estaba se levanta de un brinco, ayudándole a acomodarse.
¡Bien duro nos ha tocado este invierno! Proclama  con la mirada fija en aquel desnudo árbol, por las mañanas me levanto temprano, con mis achaques y dolores, me cuesta un poco, pero lo logro cada día, lo malo es que me sube la presión dice, yo no se que decir, solo le observo, se parece tanto a mi padre pienso, me falta el aliento.
Vivo solo sabes, mi único hijo vive en la ciudad, tiene su familia, sus hijos, yo soy una carga para el, no me gusta molestar, por eso vivo en mi casita.
La señora se me adelanto hace dos años, todavía viene a verme cuando duermo, no se olvida de mi, esta pendiente de todo, aunque todos me creen poco cuerdo.
Sabes que hoy me despertó para que venga a ver al medico, dice que la tos que tengo no es normal, y que si continuo sin tomar remedios me moriré de vergüenza y no de viejo, allí nos reímos los dos, es que eso también lo decía mi padre.
La vida es tan linda me dice y veo que le brillan los ojos, si tuviera tu edad saldría a bailar de nuevo, me enamoraría y disfrutaría cada segundo sin remordimiento, eso de pensar en el mañana es puro cuento, se te pasa la vida pensando y cuando te das cuenta, solo  rebobinas los recuerdos.
De pronto gira y quedamos frente a frente,  puedo ver la claridad de sus ojos, unas ojeras profundas por falta de sueño, el cansancio que surca su piel, todo el agotamiento que resulta respirar con dificultad.
el señor  extiende su  mano y deja caer una cadenita de plata con una bellísima hoja tallada , toma me dice , esto es para ti, con mi rostro asombrado digo; no se si debo , acéptala me dice , es un regalo, para que no olvides que por duro que sea el invierno , pronto vendrá la primavera y esas hojas que creíste perdidas volverán de nuevo , como los sueños…sabes , no somos mas que árboles , un día desnudos y frágiles, luego frondoso y fuertes , y así.
Una enfermera aparece en la puerta llamándome por mi nombre, me levanto a toda prisa  le  agradezco mientras camino siguiéndole el paso, ¡ya vuelvo! le digo, ¡se feliz! me dice ¡aquí te espero!
Con mi receta en la mano salgo sonriendo, por suerte mi espera a terminado y en cosa de minutos también mis dolores.
Con asombro veo que todos corren por los pasillos enfermeras y médicos, busco al señor y allí le encuentro rodeado de gente, con una sonrisa envidiable y lagrimas recorriendo sus mejillas.
Se acabaron los días duros de invierno, los achaques y dolores, Me acerco  cierro sus ojos y me despido, se ha ido lejos

sábado, 3 de julio de 2010

Milagros


Por momentos trato de pensar que cada cuerpo que me rosa tiene vida, se mueven todos en la misma dirección, según la ruta del metro.
Es una mañana fría de otoño , de esas que sacar las manos fuera de los bolsillos es mas peligroso que tropezar y caer sin haberlas movido  de aquel lugar .
Cubro mi cuerpo con mi bello abrigo, la suavidad que siento y ese calorcito, solo lo asemejo a mi cama  tibia y segura, más cuando llueve eternamente.

Quizás el hecho que el sol se mude  este día, hace que cada ser vista de pesimismo, que las miradas lleguen a rebotar en el piso, y evitamos cruzar palabras, como si fuera peligroso pedir permiso para avanzar hacia la salida.
Creo que hay días en que mi trabajo es mal pagado, en que espero con ansias recibir algo a cambio, pero no sucede, todos me evitan, es como si no existiera.
Mi meta es obtener solo una, si logro dos seria maravilloso, no solo por mí, sino también por esa otra persona.
Ya he llegado a mi estación  y debo descender, te observo fijamente y logro llamar tu atención, sonrió alegremente, y tu sin pensarlo me retribuyes el gesto.
¿Quien dice que los milagros no existen?, viajamos juntos en el tren de la vida, no olvides que sonreír es fácil y que alimentas tu alma y la mia  más cuando esbozas tu bella sonrisa.
ese es mi trabajo “recordarte que estamos vivos y que la felicidad la llevas escondida dentro de ti”.

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